desde cada rincón quiero acecharme
mirar, oír y presentirme como un ser que duela ajeno
llego a cada puerta y mi cara observa
sólo quedan huellas de ausencia pegoteándose en el cuerpo
y entonces es que creo en la rendición
en celebrar negaciones
y en la sabiduría de la paciencia inútil
pero cerrar los ojos fue abrirlos más allá
pero ocultar las manos fue arañar otras cumbres
y detener los pasos fue sentir el cansancio de otras rutas aún más interminables
quiero rendirme ante eso
no temo lo que venga después
porque cada rendición desata un nuevo grial
conteniendo al anterior y extraviando al siguiente
este abismo como trompo
donde yo soy mi ausencia y también mi deseo
donde yo soy mi propia construcción y mi estropicio
donde soy la primera noche y también las lágrimas mutuamente atesoradas
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