lunes, 5 de julio de 2010

Se asoma uno a la ventana -a una ventana real o imaginaria- para contemplar el ancho mundo y la vista repara en una araña -aracné querida, vencida por Atenea a último momento- suspendida de un hilo, en medio de un hueco. La primera consecuencia de esta inesperada presencia es la momentánea desaparición del mundo. Edgar Allan Poe ignoró esta implacable regla óptica y escribió un cuento llamado "La Esfinge" en el que un insecto situado ante sus ojos en posición análoga a la que la araña ocupa ahora frente a los míos, pasaba a convertirse , por superposición visual,en un monstruo que avanzaba por un paisaje lejano, el que efectivamente podía verse desde la ventana. Tal vez lo que quiso decir el escirtor es que resulta peligroso mezclar distintos planos de la experiencia que si superponemos lo que nos queda muy cerca a lo que tenemos lejos, si insertamos lo que pertenece a nuestra exclusiva esfera de percepción en el panorama general y compartido, el resultado no es otra cosa que una imagen monstruosa, y no vemos el mundo sino como fondo de simples fantasías.
Pero esta redcrazyhair no está todavía tan loca, y lo que veo no es más que una araña que ha elegido el marco de mi ventana para construir su tela. De momento, sólo ha tendido el eje vertical de la misma, que es el hilo que la sostiene. Naturalmente, he sentido la sensación de cortarlo.
Y hablando de la fantasía, ¿quién no se ha sentido acompañado y casi saludado por ciertos animales que habitualmente se cruzan en nuestro camino?
Les confieso,si aún no corté el hilo que la sostiene es por la secreta sospecha de que el mundo que me sostiene a mí -y a ustedes, por cierto, queridos lectores- pende también de ese hilo. Y podría desplomarse bajo mis pies si lo cortara.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario