jueves, 5 de agosto de 2010

A María Valeria T.

Con la callada tristeza, como altiva
va la lluvia recorriendo su tierra.

Húmedo es su cabello, ceniciento el abrigo,
y alza su mano a veces
y golpea con miedo sus cristales.

Sus cortinas susurran en secreto
viejas canciones de muchacha
¡ justamente hoy que el deseo de vivir la invade!

El viento atrapa entonces
el pelo y también sus lágrimas indómitas.
Atrevida, deja ella que sus faldas se agiten
y fantasmal como bruja
baila.

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