La mayor parte de nosotros, casi todos nosotros, estamos lejos, lejanos, lejos en el espacio y lejos en espíritu... Todo se asemeja a un período “de fiesta” en donde el tiempo, en tregua con los “comienzos”, sufre como un ademán de excitación cambiante, que uno puede interpretar como alegría o exaltación.
Estamos lejos, lejanos, estamos allá, en los márgenes devastados de algún sitio lejano, o en los costados devastados de nosotros mismos.
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