viernes, 23 de julio de 2010

Paolo Virno, siempre recomendable...

"Gramática de la Multitud", de Paolo Virno.
Para un análisis de las Formas de Vida Contemporánea.
Buenos Aires, Colección Puñaladas, Dirigida por Horacio González – Editorial Colihue, 2003.


“Multitud es sólo la otra cara del éxodo: son los hombres y las mujeres que no quieren conquistar el poder, sino que en todo caso lo quieren extinguir...”

Marcado esencialmente por la revolución ideológico-intelectual y la insurrección juvenil de 1968, Paolo Virno realmente despliega un desarrollo teórico y político de la noción de multitud que hace de este pensador napolitano, de 50 años, que habita cerca de Piazza dei Fiori en una de las más bellas zonas de Roma, sea un extraordinario y creativo pensador político y uno de los más interesantes escritores vivos de la actualidad.

La nueva terminología política que propone Virno, con palabras como Desobediencia, Intemperancia, Ejemplo, Resistencia, Éxodo o Milagro... etc. y fundamentalmente el concepto de multitud son conceptos que arriesga Virno porque es un autor profundamente contemporáneo, y porque pertenecen estas palabras a nuestra actualidad y a las nuevas prácticas políticas que responden a transformaciones inminentes o al porvenir, puesto que su utilidad histórica depende la desaparición de la forma política “pueblo”, y por ende Estado, o definido más aproximadamente “desplazar el monopolio de la decisión política de unas élites a otros sitios”.
La multitud ya no aparece como el equivalente de la guerra civil, de lo disperso, sino básicamente es una pluralidad “gramatical”, y esto es fundamental: la razón lingüística en común, y allí Paolo Virno se entronca en la tradición gramsciana de semiosis social y de lengua local.

“La Multitud es una forma de ser; y por la expresión foma de ser entiendo algo fundamental, básico, de relación con el mundo, con los otros, con la vida. Hoy es la multitud -y ya no el pueblo- lo que caracteriza todos los hábitos y mentalidades de la vida social: las modalidades de trabajo, los juegos de lenguaje, las pasiones y los afectos, las formas de concebir la acción colectiva [...] el pueblo converge en una voluntad general, es el reflejo del Estado. Por el contrario, la multitud es plural, huye de la unidad política, no firma pactos con el soberano, no porque no le delegue derechos, sino porque es reacia a la obediencia...”.

Por lo tanto, leemos el concepto de multitud, tal como lo entiende Virno de factura reciente, y que posee sin embargo, alargando y flexibilizando su concepto, antecedentes remotos que podrían llegar hasta Spinoza y Hobbes (su enemigo declarado), así como también Umberto Eco y su Obra Abierta o el enorme pensador L. Wittgenstein.

El concepto de “multitud” es en definitiva un fruto maduro de la teoría política de la Modernidad Occidental, casi una de las conclusiones inevitables de una secular discusión en torno a la validez semántica y cognoscitiva del texto social, de las voces, del dialogismo, la polifonía, y los discursos acallados por la Historia oficial.

La gran efectividad pragmática del relato implicado en la “multitud” reside además, y esto es central, en las condiciones de posibilidad de una teoría nueva del sujeto en el seno de un potencial teoría unificada de lo social en clave discursiva.

“Las luchas de liberación de la multitud comenzarán por esta sensibilidad por lo posible, o sea, por las distintas oportunidades”. La multitud es un concepto que no esconde los problema sino que propone enfrentarlos, confrontarlos con otros, y sacar provecho de costumbres prácticas que parecemos haber olvidados los sujetos contemporáneos.

Multitud implica multiplicidad no sólo de gentes sino de sentidos, la no univocidad de ningún sentido; no es inmanencia, no es inevitabilidad. Se trata de un concepto de comunicación, de recepción entre individuos, de aceptación de la alteridad y la diferencia, de heterogeneidad y asimetrías.

Es en este contexto teórico, asumiendo estas premisas que propone Virno, nos enfrentamos a un excelente libro de política pero también de semiótica, a un libro de historia pero también de sociología, que se elabora desde las primeras, tímidas líneas hasta desarrollarse como uno de los más sólidos fundamentos teóricos de deconstrucción contemporánea en cuanto al problema social.

“La multitud es también un conjunto de memorias y un gusto sensual por los lugares, por las historias que estos lugares nos cuentan”. Multitud entonces no es desarraigo, es éxodo pero no desarraigo, es pensar que el bailarín no comienza sus pasos cuando la música empieza a sonar, sino que el bailarín lleva, de antemano, la música dentro.

Esta nueva forma de existencia política que Virno verifica, antropológicamente si se quiere, incorpora al sujeto la suficiente potencia como para continuar en su lucha y para además conservar los buenos recuerdos de las aspiraciones de su nación. Su capacidad de actualizar el pasado, como diría Walter Benjamin, vinculan a este sujeto al presente y lo hacen vivificarse en ese encuentro.

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