jueves, 5 de agosto de 2010

A ROSENDO NO LE IMPORTA

a T.

Capítulo I


Fuera de su patria, alejado de sus lugares nativos y de aquellas innumerables cosas, pequeñas cosas conocidas, vistas millones de veces y amadas inconscientemente porque impresas en la memoria, indelebles y sensibles, esas cosas, decimos, revuelven su exilio en el estómago.
Y de nuevo, camina Medellín con su azul nocturno sombrío y de día con su verde humedad. La noche, hermana de poetas y borrachos, lo acoge a través de calles nebulosas y silentes.

Mientras tanto se tambalea en la rutina diaria. Pero a Rosendo no le importa. Se creía poeta en su época, creía a las bellas muchachas benditas por él, y por unas pocas horas... pero enseguida reparaba en que lucían, a su lado, pecadoras, frías. Y las ahuyentaba pronto.

Rosendo es un desesperado y un afligido. Pero no le importa. Murmura siempre su monólogo de dilatado poeta con seno piadoso y con humildad sosegada. Pero no es cierto.




PUEDEN CONTINUAR UDS., LECTORES QUERIDOS, YO TODAVIA LA ESTOY MASTICANDO... COMO TOTI PASMAN!!!!

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